El BRONX por tu cuenta

Hoy volví al Bronx.
Si, a pesar de que todos me recomendaron que no venga, que es muy peligroso sobre todo para una chica sola, que la droga es moneda corriente y los asesinatos también. Que su gente es muy agresiva y que la policía ni aparece.


Basta que me digan "no lo hagas" para que a esta taurina terca "eso" no se le salga de la cabeza.
Por supuesto qué hay que tomar precauciones, ser muy cuidadoso, respetuoso, ir con los ojos bien abiertos y prestando atención, pero nunca te quedes con la opinión ajena. Porque es simplemente eso, una opinión. Otro punto de vista.
En el post SI, SOY MUJER Y VIAJO SOLA podes leer mis recomendaciones sobre viajar sola :)
A los turistas se les suele vender el famoso "Tour de los Contrastes"...donde te pasean desde un minibús y prácticamente no ves nada interesante.


Yo lei mucho, investigue, converse con los locales...y acá estoy.
Si bien el Bronx es uno de los barrios o distritos más grandes de NY, y pese a que es la cuarta vez que vengo y probablemente no lo conozca del todo, puedo decir que es un barrio más. Nunca sentí miedo, no vi nada raro ni lo sentí conflictivo. Lo camine de punta a punta. A veces de día y otras de noche.


Pienso que necesitamos liberarnos de tantos prejuicios, algunos impuestos y otros creados por nosotros, y "dar una oportunidad".
Y si me hubiese quedado con eso y no venía? Solo conocería una parte de la inmensa NY, y yo quiero conocer todo. Lo que está de moda y lo que no. Los barrios top y los olvidados. A los neoyorquinos "cool" y a los que duermen en un cajero automático.



El Bronx es eso. Graffitis, raperos, mucha onda...y sobre todo buena gente!
Si lo queres, hacelo!! Míralo con tus propios ojos, vivencialo, que no te la cuenten!




PINTADAS URBANAS
"Sin riesgo, no hay aventura” es un lema conocido entre los jóvenes graffiteros, o “escritores” como ellos prefieren llamarse. Este resurgimiento del graffiti como arte urbano rescata el significado de la calle como espacio de intercambio comunicativo, y en muchos otros casos como protesta social.
El origen de este tipo de graffiti está a finales de los años setenta en Nueva York cuando un grupo de jóvenes comenzó a pintar sus nombres en los vagones y estaciones del metro de la ciudad.
Este arte callejero les ofrece esa posibilidad de liberación, esa capacidad personal de crear cultura, transgrediendo las convenciones sociales, siendo un medio para poder transmitir mensajes que no entran en los circuitos comerciales de comunicación.